La participación o exposición temprana de las personas al juego comienza durante la infancia y la adultez temprana. Todo esto suele estar alineado con un conjunto familiar de eventos o hitos de la vida.

Esto ha ayudado a “normalizar” el juego hasta el punto de que el juego representa solo otra actividad para las audiencias de jugadores normales. Sin embargo, es común que los jugadores tengan una visión sesgada del comportamiento “normal”, a menudo subestimando el alcance de su actividad.

La investigación descubrió que las personas ven el juego problemático como una categoría binaria en la que no encajan, y que a menudo son otros los que necesitan ayuda. Solo el 13% de los encuestados pensó que jugaba más que la mayoría. Demostraron que la mayoría de los encuestados piensa que juega igual o menos que los demás. Las ocho tipologías de conductas de juego

Normalización del juego

La investigación creó ocho tipologías que reflejan la actitud y las motivaciones ante una determinada ocasión de juego. Las tipologías se aplican a ocasiones de juego, no a personas, y por lo tanto, una persona podría caer en diferentes tipologías en diferentes situaciones. Las ocho tipologías de conductas de juego son:

• Juego social: A mis amigos y a mí nos encanta jugar juntos, ya sea para competir amistosamente, para agregar más emoción a un evento o simplemente para divertirnos un poco.
• Decisión inteligente: Jugar es una cuestión de habilidad y confío en mi capacidad para hacerlo bien, por eso disfruto convirtiendo los eventos en otra oportunidad para poner a prueba mis habilidades.
• Tiempo para mí: Me encanta jugar y disfrutar de un poco de “tiempo para mí”, con la recompensa adicional de saber que probablemente tendré suerte.
• Solo lo que hago: Jugar es algo que he estado haciendo durante un tiempo y lo disfruto como un pequeño premio, independientemente de si gano o no.
• Jugar de paseo: Jugar no es algo que me interese particularmente, es solo una forma de disfrutar estar con otros, incluso si eso significa que posiblemente termine perdiendo dinero.
• Dinero para gastar: Solo estoy usando un poco de crédito restante por capricho, ¡no tengo nada que perder!
• Sentirse afortunado: A veces, se me presentan oportunidades de suerte y no puedo evitar arriesgarme, especialmente si me dan la oportunidad de demostrar lo que valgo.
• Por el dinero: No pienso mucho en el juego, solo me gusta la idea de ganar a lo grande, incluso si es una apuesta arriesgada.

Estados calientes/fríos y juego compulsivo

La investigación descubrió que el comportamiento de juego puede ser un “estado frío” en el que se consideran las opciones y el juego. Se basan en la experiencia previa en un “estado caliente” en el que el comportamiento y el juego pueden fluctuar. Es en este estado caliente en el que las personas a veces pueden experimentar un “atracón de juego” fuera de lo común.

Las personas entendieron tanto la terminología del juego compulsivo como cuándo, ellos mismos u otros, han estado en ese momento. Todos tenían una intención subyacente de jugar de manera responsable. El impacto de esto fluctúa: uno de cada siete reconoce haber tenido un “atracón de juego”.